El asma es una dolencia respiratoria crónica. Se caracteriza por una inflamación de los bronquios que provoca su estrechez u obstrucción, que dificulta el paso del aire. Al tratarse de una dolencia muy frecuente creemos que es muy importante abordar este tema para saber cómo podemos mejorar la vida de nuestros hijos y aprender a cómo reaccionar y mejorar su calidad de vida.

Lo que hay que saber sobre el asma infantil

Se da más a menudo en hijos de mujeres fumadoras durante el embarazo, padres con asma o dolencias alérgicas y niños expuestos al humo del tabaco. Habitualmente empieza en la niñez, aunque puede darse a cualquier edad.

Cuando empieza, durante la época de bebé o bien en los primeros 2-3 años de vida, la dolencia suele tener un curso más corto, y muchas veces al llegar a los 5-7 años el niño está libre de síntomas, sobre todo si no hay alergias. Cuando empieza más tarde, la duración de la dolencia suele ser más larga. Los principales síntomas que deben hacernos sospechar, son:

– Sensación de dificultad para respirar, de falta de aire o de ahogo.

– Tos seca (sin expulsar moco).

– Sensación de tener “silbatos” o sibilancias al pecho.

– Sensación de tirantez o de presión al pecho.

Estos síntomas suelen empeorar durante la noche y la madrugada. Cuando se presentan de manera repentina se denomina “crisis de asma”. En otras ocasiones, la dolencia se puede manifestar por la presencia de los anteriores síntomas después de hacer ejercicio, es el que se denomina “asma de esfuerzo”.

Es muy importante que tanto los padres como el niñ@, cuando sea más grande, sean capaces de reconocer todos estos síntomas para así poder aplicar las pautas de actuación que previamente os habrá dado vuestro pediatra. Hay muchos factores que pueden desencadenar la dolencia, los más importantes son:

– Las infecciones respiratorias víricas (que son el principal desencadenante en los niños pequeños).

– Los ácaros del polvo doméstico, los pólenes, los animales domésticos y los hongos de la humedad.

– El humo del tabaco.

– Irritantes como insecticidas, pinturas, olores intensos…

– El ejercicio físico.

El objetivo es conseguir que el niño pueda llevar una vida normal para su edad, que haga deporte y que sufra el mínimo número de crisis posible.

Recuerda que tanto vuestro pediatra como vuestra farmacia de confianza son profesionales de la salud a los que debéis acudir ante cualquier duda en el protocolo de actuación.